La chica de ojos verdes es la continuación de Las chicas
de campo, de Edna O’Brien, pero puede leerse de manera independiente. Yo ni
sabía de la relación entre los dos libros y por ahora sólo he leído esta The Lonely Girl (más tarde publicada
como Girl with green eyes), pero la
he disfrutado mucho. La historia hace muchas referencias al pasado de las dos
amigas, Caithleen y Baba, y gracias a eso la trama se te hace real y tierna. Aún
así, me quedo con ganas de tener entre mis manos Las chicas de campo, porque hacía tiempo que no leía una novela tan
agradable, aparentemente sencilla, pero sólo porque tiene un estilo fluido y
ameno, con sentido del humor y ácida inteligencia.
Edna O’Brien escribió en 1962 este libro
ambientado en su Irlanda natal, y al parecer hay puntos en común con su propia
autobiografía. La novela cuenta un momento vital de Caithleen una joven
soñadora e ingenua que proviene del ámbito rural y que intenta buscar su lugar
en la ciudad (Dublín), mientras se adentra en la edad adulta. Pero del campo se
ha traído en la maleta miedos, inseguridades y el peso de las convenciones
sociales. Aunque ella y su amiga Baba pueden parecer chicas modernas, no son
libres de estas ataduras.
La novela narra el “aprendizaje” de
Caithleen, aunque se tenga que dar unos cuantos batacazos. La sociedad
machista, católica e hipócrita en la que vive no le permite experimentar por sí
misma, y esto es precisamente lo que va a poder hacer en el transcurso de la
novela. Eugene, un señor elegante, mucho mayor que ella y…, divorciado, es el
elemento de misterio. No desvelaré cómo acaba la historia, pues ahí radica
parte de la motivación por seguir leyendo, pero lo más importante, desde mi
punto de vista, es que gracias a esta relación (o por su culpa) Caithleen se va
haciendo mayor. La casa de Eugene, que es un mundo cerrado y autosuficiente, es
la puerta de entrada a un mundo nuevo para esta chica de ojos verdes.
“- Todos nos abandonamos en algún
momento. Morimos, cambiamos (sobre todo esto último), dejamos de sentir
afinidad con nuestros mejores amigos; pero, aunque te abandone algún día, te
habré transmitido una parte de mí, serás una persona distinta por el hecho de
haberme conocido; es inexorable… - me dijo.”
Las chicas de campo y La chica de ojos verdes están publicadas
en la preciosa editorial Errata Naturae.